¿Qué son los Fitoestrógenos?
Las sustancias estrogénicas vegetales o fitoestrógenos están presentes en muchas plantas medicinales con tradición de uso en enfermedades tratadas actualmente con estrógenos sintéticos, como la cimífuga, el sauzgatillo (Vitex agnus), el dong quai, el ñame o el trébol rojo entre otras, así como en otras plantas como la soja (isoflavonas), el lino (lignanos), la alfalfa (cumestrol) y también, en menor cantidad, en otras plantas comestibles como granos, otras leguminosas, frutas y verduras.
Por otro lado, llaman la atención los bajos índices de cáncer de mama y próstata en poblaciones asiáticas cuyas dietas tienen un alto consumo de fitoestrógenos; y la facilidad con la que las mujeres asiáticas pasan a través de la menopausia. Curiosamente, no existe una palabra en el idioma japonés que equivalga al término sofoco.
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¿Por qué las plantas fabrican fitoestrógenos?
Todos ellos entrarían dentro del grupo clasificado como flavonoides de las plantas. Se tiene cierta información indicando que dichos compuestos participan en la regulación de las interacciones de las plantas con otros organismos, para atraer bacterias o para repeler insectos, por ejemplo, más que ser tan sólo un material formador de pigmentos.
Estos fitoestrógenos son calificados también como pro-estrógenos al presentar cierta similitud con el 17-beta-estradiol (un tipo de estrógeno) y competir con él por sus receptores en la célula. Por todo ello, pueden constituir alternativas adecuadas a los estrógenos en la prevención de la osteoporosis de las mujeres postmenopáusicas.
Se suele administrar estrógenos a este grupo de la población para intentar aliviar los sofocos, las náuseas, la pérdida de masa ósea y otros síntomas de la reducción del nivel natural de hormonas en el organismo. Aunque resultan efectivos en general, los estrógenos sintéticos pueden plantear riesgos considerables para la salud, como el aumento de la propensión a padecer cáncer de mama, enfermedades de la vesícula biliar y trastornos cardiocirculatorios, mientras que los fitoestrógenos no se han asociado con ninguno de estos efectos secundarios.
Fitoestrógenos vs Estrógenos
Los fitoestrógenos son capaces de ejercer efectos estrogénicos, aunque su actividad, comparada con la de los estrógenos, corresponde a una proporción aproximada de 1:400 (esto es, 400 veces menor). Por ello, también los fitoestrógenos tienden a contrarrestar los niveles de estrógenos excesivamente elevados.
Si estos niveles son bajos, y puesto que los fitoestrógenos presentan cierta actividad estrogénica, provocarán un aumento del efecto estrogénico; mientras que si los niveles de estrógenos son altos, debido a la capacidad de los fitoestrógenos para unirse a los receptores de los estrógenos, competirán con el estrógeno del organismo y se producirá una reducción de los efectos estrogénicos.
Los estrógenos en exceso, en este caso, son metabolizados de forma segura (destruidos) en el hígado.
Debido a la acción equilibradora de los fitoestrógenos sobre los niveles de estrógenos, es habitual recomendar la misma planta para situaciones de exceso estrogénico (como el síndrome premenstrual) y de defecto (como las anomalías de la menopausia).
Entre las plantas que presentan una actividad moduladora estrogénica probada y una larga tradición de aplicación en el tratamiento de diversos trastornos de la mujer tenemos: agripalma, cimifuga, dong quai, ñame silvestre, regaliz, sauzgatillo, trébol rojo y zarzaparrilla, entre otras. Muchas de estas hierbas reciben la denominación de tónicos uterinos, por lo tanto, están contraindicadas durante el embarazo.
Conclusiones
Son cada vez más las mujeres que desean apoyar su salud con fitoestrógenos y toman alimentos y suplementos ricos en esta sustancia. Estos son compuestos de origen vegetal con diferentes estructuras químicas y múltiples mecanismos de acción. Si bien inicialmente se consideró que su mecanismo de acción se debía a su actividad propiamente “estrogénica”, hoy conocemos más sobre sus otras acciones.
Las preocupaciones relacionadas con el riesgo de exposición a los estrógenos a través de Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) han llevado a un aumento en el uso de alternativas naturales como las plantas ricas en fitoestrógenos. Algunas de ellas, como la cimifuga y la soja, pueden aportar a las mujeres postmenopáusicas una opción eficaz y segura.
Varios análisis clínicos han evaluado el beneficio que aportan los fitoestrógenos para el alivio de los sofocos asociados con la menopausia. La mayoría de ensayos aleatorizados, a doble ciego, controlados con placebo, indican que se producen reducciones favorables de la frecuencia, duración y severidad de los sofocos.
Pero sus beneficios potenciales no se limitan a la mejora de los síntomas menopáusicos. Cada vez son más los estudios que informan de su potencial en otras condiciones como el síndrome premenstrual, la mastalgia, la dismenorrea, incluso en la prevención de la osteoporosis y la mejora de la infertilidad femenina.