Hotmail: el email de toda la vida

Quizá ya nadie lo recuerde, pero hubo un tiempo en el que no existía el correo electrónico. Es más, no existían ni siquiera los ordenadores. Y de eso no hace demasiado. Los primeros ordenadores personales se comercializaron a principios de los 80, hace 35 años, y los primeros emails se enviaron a principios de los 90, hace 25 años.

Estrictamente hablando ya existía software para enviar mensajes en los años 60 y 70, pero quedaba restringido a ámbitos locales, a los usuarios de un mismo ordenador central. El email tal y como lo conocemos hoy, se popularizó en los 90.

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El primer servicio

Hotmail fue el primer servicio de mensajería electrónica al que se podía acceder desde una página web. A pesar del paso de los años, el Hotmail sign, es decir, la forma de acceder a Hotmail, sigue siendo básicamente la misma, consistente en introducir un nombre de usuario y una contraseña.

Claro que, aunque la esencia sea la misma, han ocurrido muchos cambios desde entonces. Por ejemplo, ya no se puede introducir cualquier contraseña, como el nombre de un familiar o la fecha de nacimiento. Desde que aparecieron los primeros hackers (o piratas informáticos), las contraseñas deben tener, al menos, letras mayúsculas, minúsculas y números. En algunos casos es obligatorio incluso el añadir un carácter especial, como un paréntesis o un guión.

Para iniciar sesión en Hotmail tan solo hay que contar con una conexión a internet y con un navegador web. Iniciar sesion Hotmail a día de hoy, también significa iniciar sesión en Outlook.com. El mensaje “Hotmail inicio de sesión” dejó de aparecer en julio de 2012 y fue sustituido por Outlook.com inicio de sesión. Ambos, tanto Hotmail como Outlook, son productos de la compañía Microsoft.

Cómo funciona

Vamos a suponer que eres una persona de 2017, que vive según los estándares de este año. Entonces seguramente tendrás fácil acceso a un smartphone o a un ordenador conectado a Internet.

Partiendo de ahí, lo primero que tienes que hacer para tener una cuenta de correo de Hotmail (Outlook.com en la actualidad) es darte de alta como usuario. Durante este paso tendrás que facilitar algunos datos personales como nombre, apellidos, sexo, teléfono móvil y ubicación. Algunos de estos datos son obligatorios y otros opcionales.

Una vez hecho esto, proceso en el que se tarda 1 o 2 minutos, ya tendrás acceso a la pantalla principal de todo email: la bandeja de entrada. Es el sitio donde llegarán los mensajes que recibas. Normalmente se marcan en negrita los mensajes que aún están pendientes de leer y en letra normal los que ya han sido leídos.

Al principio Hotmail solo ofrecía correo electrónico pero, en la actualidad, Outlook.com ofrece servicio de calendario, de almacenamiento de carpetas compartidas (OneDrive) o de video conferencia (Skype) utilizando la misma cuenta.

La organización más habitual de correo electrónico incluye la Bandeja de entrada, como ya hemos comentado; Elementos enviados, donde se guardará una copia de todos los mensajes que hayas enviado; Elementos eliminados, que funciona como la papelera de Windows; Correo no deseado, donde se almacenarán automáticamente los mensajes que sean sospechosos de ser SPAM; Borradores, donde se guardarán mensajes que hayas comenzado a escribir pero que no hayas podido terminar del todo por las circunstancias que sean; y Archivo donde se pueden guardar mensajes que se quieran conservar indefinidamente y que no tienen lugar en la Bandeja de entrada, que es donde están los mensajes más recientes.

Email Hotmail

Hoy en día todavía se puede enviar correo postal en soporte papel, es decir, puedes escribir una carta en un papel, meterla en un sobre, ponerle un sello y enviarla por correo postal. En unos pocos días la carta llegará a su destino, que será, sin duda, una dirección física donde habrá un buzón de plástico, de metal o de madera y donde un cartero dejará tu carta para que el destinatario la lea cuando pueda.

Aunque este método del pasado, que se ha utilizado durante 4.000 años, puede que siga vigente por los siglos de los siglos, es evidente que ha sido sustituido por la tecnología del presente, que permite comunicarse por escrito instantáneamente, sea cual sea la distancia entre los interlocutores.

Por último queda lo más importante de todo: tener algo que decir.

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