La comida ecológica: los gallineros prefabricados pueden aportar soluciones eficaces al medio ambiente y a nuestra salud
La mejor manera de tomar conciencia y de cuidar del medio ambiente, de nuestro planeta y de nuestra salud es darnos cuenta de los cambios que debemos introducir, poco a poco, en nuestra vida cotidiana, cambios de alto impacto, como lo son nuestras acciones en el medio ambiente. Es fundamental para nuestro presente y vital para nuestro futuro desarrollar y cultivar lo que podría llamarse una conciencia ecológica.
Nuestras elecciones en materia de alimentación afectan directamente nuestra salud y repercuten en el mundo. Por ejemplo, si miramos la industria de la alimentación, y en particular, la industria de la producción de huevos, es claro que aún comporta altas emisiones de gases de efecto invernadero, además de un uso considerable de energía y agua. Es cierto que su reducción ha sido drástica si se la compara con los resultados de los estudios de hace medio siglo, pero los cambios y avances realizados no han sido suficientes, ya que el método industrial sigue siendo hoy una de las primeras causas del cambio climático. Los estudios indican que la agricultura animal es la mayor causante de los gases de efecto invernadero, comparativamente, bastante más que todo el sector del transporte.
Una propuesta interesante, viable, asequible y de alto impacto ecológico, es tener nuestras propias gallinas ponedoras de huevos, asegurándonos de este modo también la máxima calidad de alimento. Nuestra salud es importante, y un gallinero de madera prefabricada, puede solucionarnos varios problemas al mismo tiempo, permitiéndonos contar con alimento sano y también contribuir de manera activa al cuidado del ambiente. Criar nuestras propias gallinas ponedoras se traduce directamente en calidad de vida y en comida ecológica: el sistema ecológico nos ofrece un producto diferenciado y de alta calidad.
¿Por qué un gallinero prefabricado? Porque al estar diseñados por gente experta, nos aseguramos de tener un producto que contempla todas las necesidades que pueden tener las gallinas ponedoras, algo que a nosotros se nos escaparía por completo si intentamos construir uno nosotros mismos. Eso sin contar con el hecho de que las maderas deben recibir un tipo de tratamiento específico por dentro y por fuera -para resistir la intemperie y los cambios climáticos-, es decir, un trabajo de construcción y de mantenimiento que no es fácil ni económico.
Un gallinero prefabricado típico está construido con madera tratada de óptima calidad, con techos tratados de manera específica para resistir altas temperaturas y aislado con tela asfáltica.
Además, a fin de evitar que se escapen las gallinas, estará envuelto en una malla metálica que por supuesto deja pasar el aire y la luz pero evita que se escapen sus habitantes. Las gallinas tendrán dentro comodidad, espacio, rampas y compartimentos para poder moverse y acceder con libertad.
Al estar construidos por expertos estos gallinero contemplan una serie de imprescindibles como por ejemplo, un sistema que facilite la limpieza de su interior por medio de bandejas. Se evita de ese modo la aparición de piojos y de infecciones, muy comunes entre las gallinas.
Otra cosa muy útil es que tengan un sistema de ventanas de acceso directo al lugar destinado a la puesta de huevos, para facilitar así su recolección, además de poder acceder a todo el gallinero para hacer las limpieza o las eventuales reparaciones. Recordemos que el estiércol de aves ponedoras se traduce en un abono natural de óptima calidad, opuesto al compost que proviene de la industria que suele contener alta cantidad de nitrógeno y por consiguiente, contaminar los suelos y las capas freáticas.
Pero antes de decirse por comprar un gallinero prefabricado, habrá que pensar en el espacio con que contamos, teniendo en cuenta que si vamos a poner un gallinero pequeño, sus habitantes deberán ser pocos. Las gallinas deben estar cómodas, de ninguna manera tenerlas amontonadas o comprar un gallinero demasiado pequeño si nuestro plan es tener varias gallinas.
Los expertos recomienda calcular del siguiente modo: cada gallina debería tener una percha para dormir, un ponedero, y una buena cama de paja. Y en el gallinero deberá haber espacio para un bidón de agua limpia y un comedero para pienso (es muy importante no dejar comida por el suelo, para prevenir enfermedades). Si todo esto lo traducimos en metros cuadrados, estaríamos hablando, en términos ideales, de unas 2 gallinas por cada metro cuadrado.
Si el espacio no es un inconveniente, una opción interesante es pensar en gallineros portátiles. Si hay suficiente terreno se pueden ir cambiando los gallineros de posición, así las gallinas se convertirán, además de ponedoras, en podadoras de hierba. Y además la tarea de la limpieza será mucho más sencilla.
Los gallineros portátiles que hay disponibles en el mercado vienen con unas ruedas dispuestas en ambos laterales del gallinero. Son muy cómodos y contemplan en su interior todas las necesidades de las aves.