¿Qué sistema de calefacción es el más barato?
Hay una gran variedad de métodos para calentar nuestra vivienda. ¿Cuál de ellos interesa más a nivel económico?
Cuando el frío aprieta, enseguida pensamos en encender la calefacción para sentirnos a gusto en casa. Es normal, porque para eso tenemos un sistema de calefacción, aunque a veces nos llevamos una desagradable sorpresa cuando llega la factura. Y es que hay métodos para calentar una vivienda que no son precisamente eficientes, ni mucho menos económicos.
Por eso, y porque es natural no querer prescindir del calor de hogar, surge la pregunta sobre qué tipo de calefacción es la más recomendable tanto a nivel de eficiencia como de ahorro. En cierto sentido no existe una respuesta categórica, aunque sí que se pueden destacar sistemas mucho más interesantes que otros.
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Calefacción de gas natural
El funcionamiento de este sistema es bien conocido. Lo único que hace falta es instalar una caldera de condensación y dar de alta gas natural para comenzar a utilizar este combustible, que al consumirse produce calor.
El gas natural tiene varias ventajas significativas. Por ejemplo, se trata de una tecnología que lleva bastante tiempo en uso, por lo que se ha optimizado el rendimiento al máximo, alcanzando una eficiencia del 95 por ciento. Además, al tratarse de un combustible que se canaliza directamente hasta nuestra casa, no tenemos problemas de falta de gas. No hay que andar cargando depósitos ni almacenando bombonas para no quedarnos sin él. Lo cual también es una ventaja al no necesitar un espacio para tener el gas guardado.
De por sí este es un factor determinante para elegir este sistema de calefacción. Aunque se le suma el hecho de que la instalación es la más barata que podemos encontrar. Como hay distintos tipos de calderas de condensacion, siempre habrá una que se adapte a tus necesidades.
Estufas y calderas de biomasa
Los ya famosos pellets se han convertido en un sistema de calefacción relativamente económico también. Al tratarse de residuos vegetales, se aprovecha un combustible que de otro modo sería desechado, por lo que hay quien lo prefiere al ser ecológico y no emitir contaminación.
El problema que presenta este sistema es que tiene un coste de instalación muy alto. Comparado con la calefacción de gas natural, la cantidad de años que tienen que pasar para que el sistema se amortice es tan elevado que puede que no se logre en décadas.
Además, este tipo de calderas necesitan una salida de humos, que en algunos casos obliga a hacer una instalación aún más aparatosa. Y se tiene que destinar un espacio al combustible, que se almacena en un silo de gran tamaño para que el sistema tenga suficiente alimentación.
Calefacción eléctrica, la más cara
Hasta no hace mucho, lo normal era tener en casa un sistema de calefacción eléctrica. Este tiene la ventaja de que normalmente se trata de radiadores que se pueden mover de un lugar a otro y que, salvo excepciones como un corte de electricidad, no nos quedaremos sin “combustible”.
El problema es que comparado con el gas natural, el coste de la calefacción es casi cuatro veces mayor. Por lo que a no ser que no haya ninguna otra forma de calentarse, se trata del método menos recomendado.
Otros sistemas
Existen otras formas de calentar nuestra vivienda, aunque estas tres son a día de hoy las más utilizadas. Las calderas de gasóleo también fueron en su día bastante comunes, aunque el coste de la electricidad puede llegar a ser el doble que el de los sistemas más eficientes. Otra opción, muy novedosa, es la aerotermia, que a nivel de eficiencia es bastante interesante, pero que en zonas con inviernos muy fríos pierden mucho rendimiento.
Teniendo todo esto en cuenta, podemos decir que el pellet y el gas natural son los sistemas de calefacción más baratos. Y de estos, por el coste de su instalación lo más interesante es instalar una calefacción de gas canalizado para disfrutar de la agradable sensación de entrar en casa y dejar el frío fuera.
