La humedad que enferma

¿Sabías que una alta concentración de humedad en el ambiente está detrás de problemas de salud como el asma o la sinusitis? Pensar en las humedades en el hogar se asocia con una imagen de paredes con marcas antiestéticas. Sin embargo, la humedad en el hogar oculta causas de enfermedades pulmonares y respiratorias que se pueden convertir en crónicas.

La humedad está directamente relacionada con la aparición y proliferación de actores como hongos, ácaros y mohos que crean un caldo de cultivo óptimo para la aparición de este tipo de enfermedades sobre todo en niños y ancianos con una larga exposición a ellos.

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La casa, enferma

Así es. Cuando el aire y el ambiente en el hogar está dominado por la presencia de humedad en paredes, la calidad de vida en su interior se reduce. La humedad en casa va mucho más allá de un mero tránsito estético. Si su hogar las sufre es tiempo de pensar como quitar la humedad de las paredes antes de que sea causa de enfermedades crónicas en su familia.

Reparar humedades

Una exposición prolongada a los niveles que la Organización Mundial de la Salud marca como recomendados, esto es, entre el 45% y el 65% de humedad durante un periodo de tiempo superior a 6 meses afectará a la salud de los habitantes de la vivienda a largo plazo.

Según la Guía sobre calidad de aire interior: humedad y moho de la Organización Mundial de la Salud, aquellos vecinos expuestos a ambientes donde la humedad y el moho estaban presentes de forma continuada aumenta el riesgo de desarrollar patologías relacionadas con el tracto respiratorio, infecciones, asma o un agravamiento de su estado.

Como explican desde www.reparar-humedades.com, tan peligrosa es la humedad por capilaridad -aquella que se denota en las zonas bajas de los muros en terrenos o zonas cercanas a estos donde la humedad de la tierra penetra en los poros de la edificación- como la humedad por condensación -la humedad aparecida en ambientes húmedos por la absorción excesiva de dicha humedad por parte de los materiales constructivos.

En ambos casos, el resultado es similar: un ambiente con disnea o falta de aire salubre, favorable a la aparición de enfermedades como la bronquitis o la rinitis alérgica, siendo especialmente vulnerables ancianos y niños debido a su mayor exposición y menor capacidad inmunológico para combatirlo.

En el caso de los ancianos, acrecienta los síntomas asociados a la reúma o la fibromialgia; en el de los bebé, incrementa la presencia de ácaros en el ambiente, aunque no se vean habitualmente, provocando el aumento de casos de asma, erupciones en la piel o dermatitis atópica.

¡Cuidado, hongos!

Los hongos encuentran en la humedad el mayor nutriente para crecer. Ropa, objetos de piel, zapatos y otros objetos guardados en zonas susceptibles de la aparición de humedades serán focos irremediables de hongos, y con ellos sus consecuencias.

Una de las principales, por ser la más común, es la aparición de casos de alergia a los hongos. Mantener la exposición a la acción de estas bacterias de la humedad puede complicar la salud del enfermo hasta alcanzar el grado de apergilosis, lo que provoca una fuerte infección en los pulmones o en los senos paranasales y que afecta al sistema nervioso central, al esófago y al endocardio.

Uno de los mohos más peligrosos es el “Tachybotrys atra”, asociado a alfombras y maderas húmedas, e investigado como uno de los factores que puede causar muerte súbita en los niños de hasta 4 años.

Según un estudio publicado en la revista científica American Journal of Epidemiology, de los 1900 niños finlandeses estudiados, el 16% de los niños que vivían en condiciones de humedad, con tuberías dañadas y causando profundas filtraciones y hongos evidentes, dieron positivo en un análisis para determinar si habían desarrollado rinitis alérgica después de seis años de exposición. La incidencia de esta enfermedad crónica no alcanzó el 12% en los menores que no se vieron expuestos a condiciones de humedad constante y mantenida en el ambiente.

El informe “Environmental Health Perspectives”, elaborado por investigadores de la Universidad de Birmingham, concluye que vivir en condiciones de humedad supone para los niños de 1 a 7 años duplicar el riesgo de que sufran asma en estos primeros años de vida.

Un inquilino muy molesto

Las humedades en el hogar no solo son causa de enfermedades pulmonares y respiratorias. También dañan la salud estructural de la vivienda. La humedad, al penetrar en los materiales de paredes y vigas merma la capacidad de estos para soportar su función de distribución de cargas.

Esta acción, en combinación con el aire, resulta en lo que se conoce como oxidación del muro, lo que puede suponer un problema serio para la estabilidad de la edificación.

Asimismo, además de los problemas que puede causar en la salud de sus habitantes y de la estructura que lo sostiene, una casa con humedad aumenta la factura energética de la vivienda hasta en un 30%.

¿Cómo es posible? Consultamos a los expertos, quienes nos explican que la presencia de humedades en casa -que proliferan en situaciones atmosféricas de fríos y precipitaciones alternas copiosas- crea corrientes de aire frío y fuertes contrastes de temperatura entre las diferentes estancias, por lo que se tiende a aumentar el tiempo y la temperatura a la que se expone la vivienda. Esta solución, insisten, agravan el problema, ya que alimentan la humedad.

Luchar contra la humedad

Existen diversos patrones de lucha contra las humedades en las viviendas. Así, desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alérgica Pediátrica remarca la importancia de combatir los ácaros que arrastran el asma consigo a base de higiene: lavado de sábanas y mandas con agua caliente, secado completo de las mismas antes de su uso; protección de elementos como almohadas y colchones con cobertores especialmente fabricados para luchar contra los ácaros o eliminar la presencia de alfombras en zonas donde se concentra mayor humedad como los baños.

Moho en casa

La ventilación, insisten, es clave. Con 10 minutos cada día, sobre todo en zonas sensibles como baños y cocina será suficiente para evitar la acumulación de humedad en el ambiente. La prevención, también en este ámbito ayuda a crear ambientes con menor presencia de humedad. Así, utilizar extractores en la cocina o utilizar la tapa de las ollas cuando se cocina, reducen la presencia de vapores en la estancia considerablemente.

En invierno, se siente la tentación de tender la ropa dentro del hogar ya que el tiempo no facilita el secado natural que favorece el verano. Esta práctica genera un potente foco de humedad en  el ambiente, amplificado por la acción de las calefacciones.

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