Llamamiento urgente para cambiar el estado de las cosas
Nadie es inmune a los problemas medioambientales, nadie va a permanecer ajeno a los excesos de polución vertidos al medioambiente, a la tala indiscriminada de árboles, a la extinción de los insectos, a la sobreexplotación ganadera y avícola, al maltrato que, en definitiva, la población humana está ejerciendo sobre la naturaleza.
Es urgente que todos y cada uno de nosotros tomemos partido, cada uno desde su lugar, sin esperar a los demás que poco a poco se irán sumando. Los seres humanos debemos tomar partido posicionándonos como férreos defensores del equilibrio natural, algo que no es tan difícil de hacer como nos han hecho creer.
Pensamos que si no actuamos todos en conjunto, el esfuerzo será fútil, inútil, que perderemos el tiempo, pero es justamente todo lo contrario, las grandes revoluciones comienzan por uno mismo y en las pequeñas acciones, en esas que no cambian radicalmente nuestras vidas está la clave para iniciar el cambio de paradigma que necesita nuestro sistema social y económico.
Acciones tan sencillas como plantar flores para que las abejas puedan alimentarse, usar las tres R,s de la ecología en nuestro día a día (reutilización, reducción y reciclaje), utilizando más los transportes públicos, votando a la clase política que lleve en su programa políticas que protejan el medio natural o cambiando nuestros hábitos alimenticios… estos pasos son más que importantes para cambiar las cosas.
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El veganismo, algo más que alimentación respetuosa
Existen muchas corrientes relacionadas con la alimentación que forman parte de ese cambio alimentario que se considera saludable para el organismo humano y respetuoso con el medio ambiente. Todas estas corrientes se enmarcan dentro de los conceptos de las dietas vegetarianas y veganas.
Según la ciencia, es la dieta vegana la que más aporta a la mejora y defensa de la salud natural de nuestro planeta. El motivo es fácil de comprender, para obtener una sola proteína de carne de vaca es necesario mucha más tierra, mucha más agua y se emiten muchísimos más contaminantes al suelo, al agua y a la atmósfera que para conseguir una proteína de origen vegetal.
El veganismo va más allá de la alimentación, su rechazo a todo tipo de explotación animal en la que se basa es más una forma de entender la vida, una filosofía, que una dieta culinaria. Por eso podemos encontrar botas veganas y zapatos veganos en el mercado, lo que viene a significar que la preocupación por el bienestar animal va más allá del simple sacrificio para consumir su carne en nuestros platos.
Con la comercialización de botas veganas y otros artículos con este origen protector, comprobamos que el camino hacia un mundo mejor tiene muchas direcciones y que solo depende de nosotros el seguir el que más nos conviene o interesa, sin realizar grandes cambios en nuestro modo de vida.
El veganismo es esa corriente que se opone radicalmente al especismo, es decir, niega cualquier clase de discriminación por el simple hecho de pertenecer a otra especie animal, sobre todo aquellas que sufren explotación para sacarle los recursos que las sociedades de consumo necesitan, sin importarles la calidad de vida ni el trato que estos animales sufren diariamente.
Para ayudar a un planeta mejor, hay que cambiar la percepción que del mundo y de nosotros mismos tenemos. No podemos seguir pensando que somos el culmen de la evolución cuando estamos cavando nuestra propia tumba a pasos acelerados, no podemos seguir creyendo que somos superiores al resto de animales ni que tenemos derecho de propiedad sobre el suelo que compartimos con ellos. Debemos entender que es un hogar compartido, que ensuciarlo, destruirlo, acumularlo en nuestras manos solo nos limita y entorpece. Y una buena forma de cambiar ese concepto es con la forma de pensar vegana.
La forma de pensar y de actuar a la que invita esta corriente filosófica que nos coloca entre nuestras especies animales hermanas como una más, y no como la especie dominante, comienza con el respecto y pide cambiar nuestra actitud consumista, nos pide que observemos las etiquetas de los productos que compremos para fomentar la compra de aquellos que lo hacen con respeto hacia el animal y hacia el medio ambiente, como los zapatos veganos y la ropa vegana en general.
Adquiriendo calzado vegano, bolsos veganos y demás complementos estaremos demostrando un nivel de conciencia adaptado a nuestros tiempos, que piensa en las personas y en la naturaleza, en el día de hoy y en las generaciones futuras. Se demuestra que, con muy poco esfuerzo, sin salirse de la lógica de nuestras sociedades de consumo, podemos iniciar el camino hacia un cambio que, por otra parte, se hace urgente y necesario.
Ser ecologistas en el siglo XXI
La imagen del ecologista que una gran mayoría tiene todavía en su mente es la del aspecto hippie, desaliñado, con camisetas de colores estampados y conduciendo una minivan de Volkswagen. Aunque esta pueda ser la apariencia de aquellos que iniciaron el movimiento ecologista, dista mucho hoy día de la realidad.
En la actualidad, el amante y protector de la naturaleza viste y calza como cualquier ciudadano normal, quiere mantener un aspecto elegante y no duda en ir a la moda si esta le parece atractiva. Nada se interpone en su visita periódica a su barber shop madrid de confianza si vive en la capital, es decir, iría con toda seguridad a la Barbería Arturo Gutiérrez, pues es un profesional no solo especializado en sacar el máximo provecho al aspecto estético de sus clientes, sino que además utiliza productos que no han sido testados en animales, cuidando cada detalle de su negocio para ofrecer lo mejor a sus clientes, siempre con una mirada puesta en la protección, respeto y conservación de la naturaleza.
Esto es lo que diferencia un ecologista del siglo XXI, se informa y actúa en consecuencia, consume productos y servicios que tienen presente el respeto por el resto de animales con el que compartimos espacio, prefiere negocios sostenibles, concienciados con el respeto a la naturaleza a aquellos otros descuidados y que no tienen en cuenta lo que pueden hacer desde su ámbito de actuación para no dañar al planeta.
El ecologista de hoy tratará siempre de disminuir su propia huella ecológica y permanecerá atento a todo aquello que necesita que no sea perjudicial para el entorno, aunque para ello tenga que pagar un poco más.