La nueva robótica frente a las necesidades de la industria actual
Es posible que cuando pensamos en la industria de última generación una de las primeras imágenes que nos venga a la mente sea la de los robots de corte tradicional. Además, como podemos deducir, puede no tener mucho sentido, esto de que la «industria 4.0», también llamada «cuarta revolución industrial», se venda como la automatización de fábricas y centros de trabajo, cuando este tipo de gran industria lleva años utilizándolos.
Al hablar de esta denominada industria 4.0, es necesario ir más allá de la clásica idea de autómata. De este modo, debemos considerar un concepto mucho más avanzado en el que los llamados robots colaborativos o cobots ofrecen como característica principal la de estar capacitados para operar junto a trabajadores de un modo seguro y colaborativo.
Esta nueva tecnología, implementada a gran escala gracias al esfuerzo principal de Universal Robots, tiene una capacidad mucho mayor para adaptarse en muy poco tiempo a los diferentes procesos de un entorno industrial y está preparada para atender las necesidades específicas y cambiantes de muchas empresas. En ocasiones, a esta característica se le denomina «customización masiva.»
No obstante, los cobots y la robótica general han de enfrentarse a otro tipo de retos como su costo, la necesidad de un personal especializado o la controversia que puede suponer su introducción en cadenas de producción frente a trabajadores humanos. Adicionalmente, desde el año 86 la normativa de seguridad obligaba a que cada máquina operara en espacios de uso únicos y separados de los operarios.
Abordando los retos
Afortunadamente, la normativa permite hoy en día que los cobots trabajen codo con codo con seres humanos y esto no hubiera sido posible sin que ofrecieran una alta seguridad. Los cobots de UR, al igual que haría un ser humano y gracias a sus avanzados sensores, se detienen ante cualquier obstáculo o presión según lo programado y, tras un análisis de seguridad, son capaces de operar sin jaulas al lado de seres humanos y sin riesgo alguno.
El reto de la introducción en cadenas productivas, lo que para algunos podría significar un detrimento en la contratación, también está siendo superado por la realidad práctica: en la mayoría de los casos, los trabajadores que antes realizaban tareas repetitivas y poco estimulantes, han pasado a desarrollar otras actividades más enriquecedoras, en la mayoría de los casos al lado mismo de estos cobots, por lo que su implementación no ha supuesto una reducción de oportunidades laborales, si no una mejora absoluta en la eficiencia productiva con el mismo personal.
Gracias a UR, se ha eliminado también la anterior necesidad de contar con personal altamente especializado para la puesta en marcha, reubicación y programación. Un operario sin experiencia es capaz de hacer funcionar un robot de UR en una hora y programarlo para tareas simples. El proceso para las complejas tardará solo un poco más, tres horas. Además, gracias a la «Universal Robots Academy», un completo programa formativo online gratuito, es sencillo acceder a la formación en programación desde cero, teniendo en cuenta que esta es realmente sencilla: los los cobots UR pueden ser programados mediante un intuitivo interfaz con flechas o moviendo directamente el brazo robótico para indicarle las distintas posiciones y operaciones a realizar.
La última de las dificultades principales y no la menor de cara al uso masivo de estas tecnologías, radicaba en los precios de adquisición de los equipos. Gracias a UR, hoy en día, es factible para cualquier pyme disponer de cobots de avanzada tecnología, fáciles de utilizar, programar y reubicar y seguros. Con unos costos mucho más reducidos que sus predecesores de gran tamaño, las experiencias reales de usuarios, que se pueden consultar en la página web del fabricante, aseguran procesos de amortización de 6 meses a dos años.
Gracias a todo este esfuerzo de UR, la robótica que hasta el año 2008 se utilizaba solo en un 40% de la gran industria, hoy en día a pasado a formar parte de la realidad de la pequeña y mediana empresa que ahora si, puede incorporarse a esta cuarta revolución industrial mirando a la cara de las grandes empresas y siendo, en todos los casos, mucho más flexible que esta. Al menos, sus cobots lo son.