Oncothermia: revolucionario tratamiento contra el cáncer que aumenta la esperanza de vida
El cáncer es una enfermedad que se ataca con diversos tratamientos y técnicas, que inciden de distintos modos en la recuperación del paciente. Hay métodos complementarios, como la oncothermia, que utiliza el calor para matar las células malignas que lo provocan y que se aplica cada vez más para ayudar a acabar con este tipo de enfermedad.
Muchos métodos y técnicas se utilizan en la actualidad para eliminar el cáncer y amortiguar sus efectos en el organismo. Uno de ellos es la oncothermia, o nanothermia oncológica, que utiliza la temperatura para eliminar células malignas de forma no invasiva. De la oncothermia opiniones existen muchas, todas muy positivas, por sus extraordinarios beneficios y resultados.
Quienes han probado esta técnica tienen muy buen concepto de ella, debido a que su aplicación produce excelentes efectos: inhibe la actividad de las células malignas, estimula la respuesta inmunológica de la persona enferma e, incluso, ayuda a reducir el dolor.
Su aplicación y resultados han sido objeto de innumerables y rigurosos estudios científicos que evidencian su efectividad, los cuales se pueden corroborar en las publicaciones que las plataformas especializadas han presentado al respecto.
La oncothermia es una efectiva alternativa indolora, que no tiene casi efectos secundarios y que ha demostrado ser muy eficaz en la eliminación de tejido tumoral.
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¿Cómo funciona?
Este novedoso tratamiento utiliza un campo eléctrico alterno que se genera por dos polos entre los que se posiciona la parte del cuerpo donde se encuentre el tumor. La parte afectada recibe la energía inducida, la cual eleva la temperatura y acaba sólo con las células cancerígenas.
El líquido extracelular del tumor absorbe el campo eléctrico, que solamente destruye por estrés térmico, las células malignas, ya que se desestabilizan al tener una carga eléctrica y nutrientes diferentes a las sanas.
El tejido cancerígeno conduce mejor la corriente eléctrica que el que está sano, debido a diferencias metabólicas celulares, por lo que se calienta más rápido. Las células malignas son más sensibles al calor, se debilitan, y mueren a partir de los 42 grados, por lo que se eliminan de manera natural gracias al sistema inmunológico.
Por esto la oncothermia es un método efectivo en el tratamiento del cáncer. Esta terapia complementaria, habitualmente acompaña a las quimioterapias y radioterapias, y además, se puede utilizar antes o después de una cirugía.
Ventajas de la oncothermia
La oncothermia es muy eficaz en el tratamiento de tumores que no se pueden operar, ya que con esta técnica se puede llegar al tumor de manera focalizada y profunda. Por supuesto, dependiendo del tejido dañado y de lo avanzado del cáncer, se adecúan algunas variables para optimizar los resultados.
También hay más destrucción de células malignas, al afectar a la membrana del tejido tumoral, con lo que se inhibe el crecimiento cancerígeno.
El aumento de la temperatura vascular ayuda a la vasodilatación y a la oxigenación tisular, con lo que se reduce la hipoxia y la acidez en el PH. Esto incrementa la sensibilidad del tejido neoplásico para la aplicación de radioterapias y quimioterapias que se utilizan con la oncothermia.
Todo esto, unido a que los dolores producidos por los tumores se reducen significativamente, hacen de esta terapia una excelente opción para tratar el cáncer de manera efectiva.
Es una solución muy favorable que incrementa sustancialmente las perspectivas de vida del paciente oncológico.
Más de 30 países y aproximadamente 200.00 pacientes utilizan esta revolucionaria técnica en la lucha contra el cáncer, tanto en hospitales públicos como en clínicas privadas.
La manera recomendada internacionalmente de aplicar la terapia son 12 sesiones: dos o tres veces a la semana, con un día intermedio de descanso, hasta completar el tratamiento. Todo ello coincidiendo con sesiones de radioterapia o quimioterapia, según sea el procedimiento terapéutico aplicado al paciente.
Cada sesión de oncothermia puede durar desde una hora, a hora y media de aplicación, lo cual dependerá de la patología existente. Es recomendable esperar por lo menos seis meses desde la última utilización de la terapia para empezar un nuevo ciclo.