TDAH: ¿Cómo tratar con un niño con hiperactividad?
Te damos una serie de consejos para que sepas cómo actuar con este trastorno tan común entre los más pequeños.
Conocido como TDAH, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es uno de los fenómenos que, según las estadísticas, más afecta a los niños. Cifras de recientes estudios reflejan que alrededor de un 5% de los pequeños en edad escolar lo padecen y que, con una probabilidad algo menor, el 3%, también se da en los menores de 7 años.
En los últimos años han podido documentarse muchos más casos, pero la realidad es que se trata de algo bastante antiguo. No hay estudios previos que le den nombre, pero ya en el siglo XIX H. Hoffman comenzó a valorar los síntomas y comprenderlos dentro de un trastorno que, evidentemente, afectaba a un notable número ya no solo de niños, sino también de personas.
En la época, otros autores también estaban sumergidos en el estudio del Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, comenzando a subrayar la sintomatología de sus afectados: dificultad de atención, actitud destructiva, intranquilidad motora constante e incluso alteraciones escolares que afectaban a su rendimiento académico. Sin embargo, todo este estudio se limitaba a recopilar, no a explicar las causas.
No fue hasta la década de los 60, en pleno siglo XX, cuando se comenzó a delimitar el origen de todo esto y, en 1970, la Asociación Americana de Psiquiatría y la Organización Mundial de la Salud dieron un paso al frente tanto para explicar como para ayudar en el diagnóstico con sus Manuales de Diagnósticos y Estadísticos de los Trastornos Mentales y la inclusión del TDAH en los mismos.
En la actualidad, los datos son los ya citados, y muchas familias tienen que empaparse por completo para saber cómo tratar con un niño que tenga hiperactividad. No es algo difícil, pero sí requiere una especial atención ante la conducta y necesidades del pequeño. Saber manejar la situación es la principal manera de evitar problemas de ansiedad de los niños con TDAH, además de ayudar a construir un ambiente adecuado para fomentar su concentración y bienestar.
A continuación, os damos varios consejos para tratar con niños afectados con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.
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Definición de rutinas
Uno de los primeros pasos a realizar es elaborar un completo cronograma que reúna todas las actividades a llevar a cabo durante la semana, con sus respectivos horarios de inicio y fin. Este movimiento ayuda a los niños a ordenar todo lo que quieren hacer y, además, ayuda a calmar la ansiedad por hacer eso que tanto esperan.
Aprovechamiento de espacios abiertos
Un niño con hiperactividad necesita libertad para moverse sin problemas. Por eso, es conveniente ir con él a entornos abiertos como piscinas, playas, parques o incluso rutas por el campo para que gaste energía de manera saludable y sin ansiedad, además de ayudarle a dormir mucho más relajado.
Evitar dulces
Por norma general, no es adecuado que un niño consuma dulces por las noches; pero, en el caso de un niño con hiperactividad, esta prohibición debe extenderse a todo el día. El consumo de dulces aumenta el nivel de azúcar y hace que se triplique la energía física de forma corta pero intensa, complicando aún más la posibilidad de concentrarse del pequeño.
Hablar con claridad
A la hora de explicar o comentar algo a los niños, siempre es conveniente usar un lenguaje claro y con construcciones sencillas, además de hablar despacio para facilitar la comunicación. Evita los gritos, no harán más que alterarlos, y si sigues todo esto lograrás que, además, se sientan escuchados cuando quieran explicarte algo. Cosa que es totalmente fundamental.
Siempre con afecto
Cuando un niño tiene dificultades en su día a día, es el primero en notarlo y sentirse diferente. Los padres, familiares y cercanos deben tratar de hacerles sentir entendidos y no criticados para que crezcan sin complicaciones. Es recomendable dedicarles momentos totalmente en exclusiva, en soledad, para afianzar la relación con ellos y mejorar la confianza mutua.
El juego siempre es bueno
Está más que demostrado que jugar es una forma de aprender tremendamente eficiente, sobre todo entre los más pequeños. No solo entretiene, sirve para que cualquiera adquiera conocimientos sin notar una pizca de tedio. En el caso de los niños con TDAH, es una buena forma de canalizar su ansiedad y su nerviosismo mientras se concentran en algo con lo que se divierten y, a la vez, aprenden.
Las normas están para cumplirlas
De la misma forma que es importante realizar un cronograma, establecer una serie de normas por escrito es otro paso fundamental a realizar. Tareas por hacer, horarios de actividades, de juegos, ayuda en casa… Todo esto debe quedar apuntado y colocado en un lugar visible para el niño. Así, entiende que es algo a cumplir y no un capricho de sus padres.