El complejo mundo de los traductores oficiales en el deporte
“Rusia 2018” es lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en el nuevo año en términos deportivos. Sin embargo, son muchos los eventos que tienen lugar cada año dentro de este ámbito y que se distribuyen a lo largo de todo el planeta. En este contexto, donde los deportistas españoles además están en primera línea, el trabajo de los traductores oficiales deportivos cobra una especial importancia. Y esto ha sido, y sigue siendo, un tema que da mucho que hablar sobre todo en el ámbito futbolístico.
Y es que, la tarea de los traductores oficiales en eventos deportivos no es baladí, ya que no solo deben conocer la compleja terminología del mundo deportivo en general, sino que deben contar con profundos conocimientos de las normativas y conceptos del deporte que vayan a interpretar, además de tener que batallar con las expresiones de los deportistas que, en el mundo del fútbol, han dado que hablar en más de una ocasión.
Y si no, que se lo pregunten a la traductora que tuvo que lidiar con Pep Guardiola en rueda de prensa en el Vicente Calderón: se vio tan abrumada por las preguntas de los periodistas, que no fue capaz de realizar la traducción completa, asumiendo el entrenador del Manchester City el rol de traductor oficial para hacer llegar las preguntas alemanas a la prensa española.
Pero no ha sido la única ocasión que el mundo de la traducción ha plagado los titulares de los medios deportivos: el traductor oficial encargado de la rueda de prensa previa al partido entre el Villareal y el Liverpool se puso tan nervioso, que en lugar de traducir los comentarios del entrenador Jürgen Klopp al español, comenzó a hablar en inglés, provocando las risas de los presentes.
Más “ofensivas” fueron las traducciones de los medios internacionales de unas declaraciones de Arturo Vidal, donde se interpretó que el chileno, haciendo uso de la jerga de su país, había insultado al jugador del Real Madrid, Cristiano Ronaldo. La expresión del centrocampista “No hay ningún cuco en Portugal”, en referencia a que no había a quién temer en el equipo rival, fue traducida en Alemania como “Cristiano ist ein Schlaumeier, für mich existiert er gar nicht” (“Cristiano es un vivo, para mí no existe”), error que replicó gran parte de la prensa deportiva, que no dudó en cambiar el adjetivo “vivo” por “engreído”.